Que tarde. La lluvia siempre me ocasiona melancolía, pero me motiva para escribir. Estoy, sólo eso, y quisiera pedirte duende imaginado, añorado, que hicieras de cuenta que te abrazo en este instante y te acuno entre mis brazos. ¿ Por qué?
Pues porque necesito un abrazo y porque esta necesidad imperiosa es toda tuya, aunque no sepas que existo aún.
La lluvia aflora la tristeza del alma solitaria y en su agua clara desdibuja y trastoca mis lágrimas contenidas, y al caer reflejan tu rostro y lo transforman con una belleza que proviene del alma.
La lluvia nos transporta a un paisaje gris, profundo y carente de armonía en los colores, pero a la vez sonoro, que puede ser muy intenso si es compartido, pero que también puede ser penoso si estás solo.
Y es en esos sonidos en que estás, con tu voz y tus sueños. Y están tus ojos, tu mirada, también tu pena contenida Y está tu alma que brilla entre las tinieblas.
La necesidad de ser, de entregar lo mejor que llevamos dentro. De evadir el entorno y las limitaciones. De descubrir que alumbras mi camino.
Quisiera en este instante ser etérea, quisiera poder transportarme y pedirte que cerrando tus ojos sientas mis labios sobre los tuyos.
Quisiera ser ave para volar sobre tu remoto cielo, quisiera que un "te amo" sonara como murmullo secreto y que sólo tú lo escucharas.
Quisiera que tu inmensa ternura cobijara mi pena contenida; poder liberarme de este rol de montaña que está a punto de sucumbir y estrellarse en la faz de la tierra.
Quisiera ser agua del mar, que no se puede ni perder o encontrar; que puede ser serena, pero también impetuosa; que puede reflejar en si a las estrellas, pero que también puede hacer sucumbir al más avezado navegante.
Quisiera en este instante que el mundo fuera sólo un breve espacio, una orilla, un jardín con árboles centenarios y que sólo estuviésemos allí tú y yo.
Necesitaría ahora abandonarme al silencio y que simplemente las agujas del reloj se detuvieran, más por sobre todo, necesitaría en ese silencio escuchar unos pasos detrás de mi puerta, tus pasos. Abrirla y encontrarte allí, con la emoción a flor de piel.
Creo que sólo restaría fundirnos en un abrazo que contenga toda nuestra tristeza, nuestra eterna búsqueda, nuestros temores, nuestras carencias, nuestras vidas. Y desearía con toda mi alma sellar ese encuentro con el beso más intenso, más suave, más interminable que jamás te hayan dado.
Que me digas simplemente:
- "Aquí estoy"
Y sólo decirte:
" Por fin has arribado a mi vida........"
N. S. P.
18 julio 2008
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