Prometí escribir y soy mujer de palabra. Me propuse que fuera algo especial, algo que naciera nuevo, sin condicionamientos, desde lo más profundo de mi ser.
Tenía que ser un mensaje de una soñadora a otro soñador, porque sólo así podrás entenderlo, espero que te llegue con todo el contenido que deseo darle; que arribe al lugar más pequeñito y más puro de tu ser, allí donde guardas el niño que fuiste, porque estas palabras te las envía la niña que sigo siendo.
Una niña que sumó toda las experiencias que la vida le pudo haber deparado y las decantó. Que tomó todo, lo bueno y lo malo.
Lo bueno lo vivió y de lo malo aprendió.
Me propuse volar, cerré mis ojos y miré hacia adentro para buscar allí las palabras justas, esas que no se piensan, que nacen auténticas, sin reparos, que forman parte de tu esencia, de tu espíritu.
Pensé en vos, un extraño sin rostro, simplemente otro ser solitario en un mundo demasiado material para mi gusto; alguien en quien confié y al cual le ofrezco mi incondicional amistad.
Y me dejé llevar por las sensaciones, y me convertí en alguien etéreo para poder ser yo misma.
Soy esa persona que se desvanece si nadie la recuerda con un poquito de ternura; no tengo tiempos, no existe el pasado ni el futuro para mí, ni siquiera un presente prolongado. Soy un AHORA, un YA.
Soy ese instante intenso en donde sobran los sonidos, los colores, el escenario, todo lo que puedas ver y tocar.
Me encuentras si cierras los ojos, soy prácticamente tu invento, tu necesidad en el otro.
Puedo ser tan fugaz como perenne, todo depende de cuanto pienses en mi.
No soy un beso, soy lo que queda después de ese beso. No puedes tocarme, no tengo forma, no soy táctil. ¿Te resulta una locura? Pues nada tan cierto.
He aprendido a desaparecer aún estando rodeada de una multitud, puedo sentirme invisible y de hecho serlo, como también puedo ser real si me propones hablar de la vida; de la magia; del amor por el amor mismo, librado de vilezas, de egoísmos, quizás también librado de caricias, excepto esas que trascienden la distancia.
Soy ese fundirse cuando los corazones se estrechan trascendiendo lo posible, lo creíble, trascendiendo incluso la piel.
Soy apenas un poquito de cenizas, que si bien están apagadas frente a los ojos ajenos, jamás pierden el calor, el fuego interno; que renacen de sí mismas y enfrentan a la adversidad más cruel.
Mi voz es real si estás dispuesto a escucharla, obviamente no con los oídos sino con el alma; mi mirada no posee color, sólo posee brillo y a veces cuando la emoción le gana el intento de ocultar las lágrimas, huye presurosa para ponerse a salvo en algún punto distante del infinito.
Me dibujas fácilmente una sonrisa; mis manos, cuando inevitablemente desciendo a la realidad, suelen temblar o, a veces urgen en jugar con algún papelito que se encuentra próximo, justo a su alcance para salvarlas del bochorno.
En mi interior no existe el gris, soy blanco o negro; pongo toda la pasión en lo que hago, en lo que pienso, pero lamentablemente, ésta se esconde rauda si de demostrarla se trata. Porque es tan intensa que me sublima, no podría darle forma, no sé expresarla sólo sé sentirla.
Soy agradecida, sobre todo de la vida, no cambiaría nada de ella, y eso que estuvo colmada de dolor, pero sólo del dolor se crece.
A él le debo el valorar lo que realmente tiene valor, y él fue el que me permitió mantenerme en carne viva, abierta al dolor ajeno, dispuesta a brindarme, a ayudar, a ser útil, a llorar por el otro cuando nunca lo hago por mi misma.
Tengo millones de defectos, los asumo. Sé pedir perdón y aceptar mis errores.
Creo profundamente en DIOS, un DIOS único, que nunca castiga, que me ofrece sus manos para que me acurruque en ellas. No creo en las religiones que condicionan los caminos para llegar a Él; no frecuento templo alguno, mis charlas con Él son personales, sin testigos, sin lujos y por sobre todo sin intermediarios.
Hasta aquí llego, creo haber desnudado mi alma lo suficiente como para demostrarte que confío en vos, de la única forma en que puedo expresarme, con la sinceridad más plena, a riesgo de que tomes un camino equivocado, pero de ser así
seguirías tu camino, pues mis principios son tan firmes como inquebrantables.
Aunque soy muy frágil, al mismo tiempo soy a prueba de todo; la maldad no me toca aunque lastima mis sentimientos y me lleva a compadecer a quien la padece, pues desperdicia su vida en ella, se queda sin contenidos.
Aquí estoy, no sé por cuánto tiempo más, nadie lo sabe, pero yo menos que nadie, igualmente eso no es lo que me apena; tampoco voy a decirte, ....."Que pena no habernos conocido antes..." o algo por el estilo, creo en un destino causal, no casual, creo que todo llega en el momento justo y con un sentido especial, que para nosotros, los humanos siempre será un misterio.
Bueno, estoy regresando a mi silla, estoy mirando mi teclado, mi monitor, las luces que me rodean, vuelvo a ver los colores y a respirar las fragancias, siento como golpean los latidos de este corazón un poco cansado y todo eso me demuestra que he aterrizado de este vuelo que me propuse.
Me despido, no sin antes aclararte que no fue mi intención pintarte un retrato bonito de mi, y menos aún intentar el juego de la seducción, no poseo ni un ápice de seductora, no sirvo para posar ni para las poses, soy demasiado transparente para ello.
Sólo cumplí con mi promesa, querías saber más de mí, conocerme, y me sinceré en este papel virtual que espero te llegue.
N. S. P.
18 julio 2008
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