Al amparo de tus manos
Deje depositada una noche,
Y a perpetuidad concedida,
El verdadero motivo
De la verdadera alegría.
Y a pesar que en esas horas
El invierno se imponía
El frío se transformaba
Y en primavera se convertía.
Las risas sonaban a cántaro,
Y gota a gota se derramaba
Sobre un desierto que florecía.
El horizonte sabía a esperanza,
De la más noble, de la más mía.
Que no es de oro, sí de poesía,
De caminatas muy compartidas.
Niño dormido
Que entre los sueños se despertaba.
Era el amor que acontecía.
Y de misterios; prisa y suspiros,
Pétalos blancos,
Nos asombraba, nos conmovía.
Y acompasada por los latidos
Brotaba airosa la melodía,
Que sin saberla, que sin buscarla,
Sonaba plena con su armonía.
Y hojas en blanco se transformaban
En mansas caricias que se leían;
Que se palpaban, se saboreaban
Y que en oleadas se presentían.
Y hecha tinta mi sangre
Encausada hacia mi mano
Que en el papel fiel escribía
Esos sentires, esos temores,
Esa alegría, esos dolores
Que por la pluma solo fluían.
Tan azul como el torrente
Que en el interior delira;
Tan rojo como un poniente
Ardido en mares que no encandilan.
Esta es tu historia....
Esta es la mía,
Es el motivo de nuestros días,
Dejo marchar, cual exhalado
En un suspiro, nuestro pasado.
Para colmarnos de un aire nuevo,
Casi ignorado, casi impensado.
Tan mixturado, tan anhelado.
Morando al amparo
De esas, tus manos.
18 julio 2008
ROMANCE DEL AMPARO DE TUS MANOS
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