Como a todos, acontecerá ese momento en que se corten los hilos de la marioneta, entonces será definitivamente imposible volver a ponerme de pie, para correr dichosa y esperanzada hacia tu encuentro.
Y mis ojos cegarán implacablemente, negándole toda posibilidad a mis pupilas de reflejar la luz que me irradias cuando estás frente a mi.
Mis manos, languidecidamente dormidas, no reaccionarán cuando las estreches con fuerza y las caricias pasarán a ser un recuerdo imborrable en el pergamino latente de tu piel, en el cause apenas nevado de tus sienes, en los mansos surcos de tus párpados, en el espeso y sedoso caudal de tus cabellos.
No podré volver a sonreírte, a sonrojarme pudorosa e infantilmente, palidecerán las tonalidades rosadas que tanto te subyugan y todo calor fugará inevitablemente de mi ser, por más que te esfuerces en transmitírmelo en el abrazo final.
Si me hablas o me murmuras ya no serán mis oídos quienes reciban tu entrañable voz.
Mi sangre detendrá el torrentoso fluir que acompasan los latidos de mi corazón al saberte incondicionalmente mío.
Mis labios no podrán volver a ser los transmisores de tantas palabras colmadas de amor; estáticamente gélidos, sucumbirán ante la imposibilidad absoluta de volverte a besar.
Toda materia se habrá dormido en el sueño eterno y emprenderá el camino hacia la nada, todo lo que hoy puedes ver y tocar se tornará invisible, estará cumplido su fugaz paso por este camino, más no desesperes, nada es tan sombrío como parece, ni tan definitivo.
Este paso no representa el puerto certero en donde poder anclar y más allá de todo lo palpable, hay algo que no puede llevarse la muerte consigo y es el alma.
Mi espíritu, mi alma seguirá contigo, es allí donde te contengo por toda la eternidad, es allí donde moras, de ella parten todas mis emociones, todos mis sentimientos.
Ella no perecerá, ella lo atesora todo y se mantiene intacta, ella no se separará de ti, y llegará el tiempo en que la materia no represente un impedimento para volver a estar unidos por siempre.
Es por eso que hoy no me niego a las palabras, a las caricias, a la pasión, a todo el tiempo terrenal que podamos compartir, es por ello que tanto me duelen y me superan los tiempos perdidos inevitablemente, porque hoy estamos aun caminando por el mismo camino juntos, y todo lo que vivimos y compartimos está siendo atesorado en el inagotable cofre de los recuerdos, que hará mas llevadero el paso hacia el reencuentro.
Solo te pido que cuando llegue el momento recuerdes esto, que estés atento y podrás percibirme, siempre estaré al alcance de tu corazón hasta que volvamos a unirnos.
Mientras tanto soñemos juntos este breve sueño que representa la vida.
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